Cuándo introducir los cereales infantiles

Cuándo introducir los cereales infantiles

Muchas mamás tienen dudas a la hora de saber cuándo deben introducir los cereales infantiles en la dietas de sus bebés. Lo cierto es que el pediatra orienta y marca las pautas de alimentación, pero os dejamos algunos datos sobre los cereales infantiles y su consumo.

Según la OMS, Organización Mundial de la Salud, la leche materna cubre las necesidades nutricionales del recién nacido durante los primeros meses de vida y es un complemento fundamental para su dieta hasta al menos los dos años.

A medida que el bebé crece es necesario introducir de forma progresiva otros alimentos que ayuden a complementar su alimentación para que sea variada y equilibrada.

Los cereales infantiles son uno de los primeros alimentos que se introducen en la dieta del bebé. Su composición les aporta energía extra en forma de hidratos de carbono, proteínas, minerales y vitaminas que favorecen su desarrollo y crecimiento.

La composición de los cereales actuales es fruto de años de investigación por parte de prestigiosos laboratorios. Son vegetales de la familia de las gramíneas (arroz, avena, maíz, trigo, cebada…), fáciles de digerir y menos susceptibles a provocar alergias. Es fácil de introducirlos en la dieta a través de su disolución en leche en los biberones o en papillas.

Su textura semisólida hace que el bebé empiece a habituarse a consumir alimentación no solo líquida, lo cual le ayudará a asimilar otros alimentos de a continuación como frutas y verduras.

La Asociación Española de Pediatría, AEP, indica que hacia los seis meses de vida el bebé tiene la maduración necesaria a nivel neurológico, renal, gastrointestinal e inmune para comenzar con la dieta complementaria. No obstante, siempre será el pediatra el que determine el momento más adecuado para cada bebé, según su crecimiento y necesidades nutricionales. Para tranquilizar a los padres, la comunidad médica apunta algunos datos a tener en cuenta antes de decidir si el bebé puede o no comenzar con la dieta complementaria:

  • El bebé se mantiene sentado por sí solo, sin apoyo en la espalda. Este hecho indica que puede tragar de forma segura.
  • Muestra interés por la comida, la sigue con la mirada y tiene intención de cogerla y probarla.
  • Ha desaparecido el reflejo de extrusión, mecanismo de seguridad que realizan de forma refleja expulsando los objetos de su boca con la lengua.
  • El bebé puede coger la comida y llevársela a la boca.

Estas acciones se suelen producir a partir de los seis meses del bebé. No obstante, la leche seguirá siendo el sustento principal en su dieta hasta los doce meses.

¿Y si es antes o después?

Según los pediatras, adelantar la ingesta de dietas complementarias conlleva un claro riesgo de atragantamiento. Además es posible que el organismo del bebé no esté preparado para asimilar los cereales produciendo gastroenteritis.

Por otro lado, retrasar la alimentación complementaria puede suponer un déficit en la alimentación del bebé. Carencias nutricionales como el hierro y el zinc pueden afectar a su desarrollo, y aumentar el riesgo de alergias e intolerancias alimentarias.

Todos los cereales que se distribuyen en farmacia han pasado por estrictos controles de seguridad y tienen el registro sanitario que acredita su consumo. El pediatra te aconsejará sobre el cereal más adecuado para tu bebé. Hay cereales sin gluten (de arroz y maíz) y con gluten (trigo, cebada, avena). En general, los cereales sin gluten están indicados a partir de los cuatro meses con recomendación del pediatra. Los cereales con gluten se aconsejan a partir del sexto mes.

En general, la alimentación del bebé primero, infantil y del niño después, pasa por unos procesos en los que su organismo debe acostumbrarse a nuevos sabores y texturas, pero que a su vez son necesarios para completar su dieta y favorecer su desarrollo físico y mental.